La infanta Elena recibe una pensión vitalicia por problemas detectados desde la infancia

Sus padres no la han desamparado y hasta el día de hoy asumen las consecuencias del trastorno de Elena

La infanta Elena recibe una pensión vitalicia por problemas detectados desde la infancia

La infanta Elena, hija mayor de los reyes eméritos Juan Carlos I Sofía, ha sido objeto de atención mediática en distintos momentos, siendo hija de los reyes todo lo que en su vida acontece es sometido al escarnio público. Un momento de su vida que está siendo abordado por distintos medios, es un problema de compulsividad que enfrentó en la adolescencia.

Según rumores, la infanta vivió episodios de compras compulsivas y, según parece, esto se ha convertido en un tema recurrente en su vida, mostrando una lucha personal que, aunque ha permanecido en gran medida fuera del ojo público, ha marcado su desarrollo e historia familiar y ahora que sale a la luz representa un antes y un después en su imagen pública. 

De los antecedentes del problema

Desde su adolescencia, la infanta Elena mostró, presuntamente, una inquietante fascinación por la teletienda, un fenómeno que alcanzó su apogeo en España durante los años 90. Algunos portales aseguran que, la infanta adquiría una amplia variedad de productos presentados en estos programas, especialmente aquellos relacionados con la pérdida de peso rápida y sencilla. Este comportamiento consumista empezó a preocupar profundamente a sus padres, quienes no podían evitar notar el gasto desmesurado que mantenía. A fin de ocultar sus compras de la desaprobación familiar, Elena encontró aliados en los hermanos Fuster, amigos cercanos a la familia, quienes se encargaban de recibir y esconder los paquetes que llegaban al palacio de Zarzuela.

Durante las noches, la rutina de la infanta era reveladora: el televisor encendido mientras adquiría insistentemente productos de la teletienda. Aunque su interés abarcaba varias categorías, los artículos de bienestar y belleza eran sus favoritos, señalando una posible presión por cumplir con los estándares de belleza típicos en su entorno. Este ritual superficial, aunque mantenido en secreto, despertó preocupaciones sobre su salud mental y emocional, lo que se considera un indicativo de problemas subyacentes más graves.

Elena y Juan Carlos

Sus padres no la han desamparado

Los problemas de las compras compulsivas, junto con otros factores, llevaron a la infanta Elena a recibir una pensión vitalicia, asegurándose un respaldo financiero por parte de la familia real. Se rumorea que, su padre le suministra una cantidad de dinero mensual porque sabe que los hábitos de Elena son complicados y constantemente enfrentaría problemas financieros sino fuera por su ayuda financiera.

A lo largo de los años, el rey Juan Carlos ha sido un pilar económico para Elena y sus dos hijos, Victoria Federica y Froilán, brindándoles una estabilidad económica que a menudo parece salir del alcance de la racionalidad. El emérito no solo es sostén para la infanta y sus hijos, su rol benefactor alcanza también, según reportan algunos medios, a la infanta Cristina y a todos sus hijos. Esto ha generado controversia constante en la opinión pública. Hay que señalan que la falta de norte en la vida de los Borbón está relacionada directamente con el amparo constante de Juan Carlos y que, si este no acudiera contantemente como salvador, la historia de los miembros de la familia real podría ser más admirable y equilibrada.