La infanta Elena rompió a llorar el lunes en Madrid por la gravedad de los resultados médicos
Los médicos no dan ninguna esperanza a Juan Carlos I
Ya a nadie le sorprenden las noticias negativas respecto del estado de salud de Juan Carlos I. El emérito hace tiempo que dejó de responder a los tratamientos con células madre y plaquetas que le fueron aplicados en su pierna izquierda, en la cual ya no tiene ningún tipo de movilidad y en la que solamente siente dolor de forma demasiado habitual. Una situación que ha provocado que, después de mil y un intentos para hacer que Don Juan Carlos vuelva a caminar, hayan comenzado a trabajar para que el emérito deje de sentir un dolo insufrible diariamente.
Esta decisión no ha sido nada sencilla para los médicos, que, según han revelado medios cercanos a Casa Real, ya han comunicado a la infanta Elena, que las esperanzas de que Juan Carlos I pueda volver a caminar son muy cercanas a cero. Lo que ha dejado con el corazón absolutamente roto a la hija mayor del emérito, que no ha sido capaz de digerir el hecho de que su padre esté en una situación de tanta gravedad.
La realidad es que en Zarzuela tenían muchas esperanzas puestas en este último tratamiento innovador al que Juan Carlos I fue sometido en Ginebra. Una última intentona que no dio ningún tipo de resultado. Y es que, lejos de responder de forma positiva, el emérito sigue siendo incapaz de levantarse y de valerse por él mismo en su día a día.
La infanta Elena suplica que perdone a su padre
Ante esta delicada situación, la infanta Elena ha suplicado a su hermano Felipe VI que perdone a su padre para permitir que vuelva a España para pasar sus últimos días. La hija mayor de Juan Carlos I sabe que su padre no aguantará mucho tiempo postrado en una silla de ruedas. Por lo que su regreso a España es algo que no debería hacerse esperar demasiado, antes de que sea demasiado tarde y el emérito acabe muriendo en territorio extranjero.
Así pues, fue el lunes cuando los médicos de Juan Carlos I comunicaron una noticia absolutamente trágica para la infanta Elena, que ya sabe que su padre no volverá a caminar y que deberá pasar el resto de sus días en una silla de ruedas.