La muerte del Papa Francisco desata una pelea con dos bandos en Zarzuela por el funeral de Juan Carlos I
En Zarzuela no se ponen de acuerdo con el entierro de Don Juan Carlos
El estado de salud de Juan Carlos I es uno de los principales temas de conversación dentro de Zarzuela. El emérito hace mucho tiempo que muestra una seria debilidad por culpa del avance de todas sus enfermedades y por sus graves problemas físicos derivados de su maltrecha cadera. Una situación que, sumada a la avanzada edad del que fuera Rey de España, ha hecho que los médicos encargados de velar por el bienestar del emérito, ya hayan hecho saltar las primeras alarmas sobre el futuro de Don Juan Carlos.
Ante esta situación, no han sido pocas las discusiones en Zarzuela sobre las decisiones que se van a tomar una vez Juan Carlos I haya muerto. Y es que, después de ver como de la noche a la mañana, el Papa Francisco fallecía, tanto Felipe VI como sus hermanas Elena y Cristina, han llegado a la conclusión de que deben comenzar a tomar decisiones de cara al fallecimiento del emérito, pues consideran que podría acabar muriendo en cualquier momento.
Felipe VI no quiere ceder a los deseos de su padre
Según han revelado fuentes cercanas a Casa Real, el plan de Juan Carlos I para su funeral pasa por ser enterrado junto al resto de sus antecesores en El Escorial, donde no hay espacio para otra persona. Lo que requiere que se realicen obras de forma inmediata si en Zarzuela quieren satisfacer el último deseo de Don Juan Carlos. Sin embargo, no parece que Felipe VI quiera un acto tan grande para su padre, para el que quiere algo mucho más austero y alejado de los grandes focos.
De este modo, mientras que Elena y Cristina quieren que su padre sea enterrado con honores en El Escorial, Felipe VI quiere forzarlo a hacer algo mucho más tranquilo y modesto. Evitando así que vuelvan a aparecer viejas polémicas y escándalos alrededor de la figura de Juan Carlos I.
Así pues, la inesperada muerte del Papa Francisco ha hecho que en Zarzuela se hayan decidido a apresurarse para tomar una decisión relativa a lo que se va a hacer una vez Juan Carlos I fallezca. Un momento que se espera que acabe llegando más pronto que tarde.