La reina Sofia pone en riesgo su vida con la desobediencia reiterada al equipo médico de Zarzuela

La reina Sofía desobedece a los médicos y pone su vida en peligro: el cigarrillo, su peor enemigo.

La reina Sofia pone en riesgo su vida con la desobediencia reiterada al equipo médico de Zarzuela

La reina Sofía ha demostrado ser una mujer fuerte y comprometida con su rol durante décadas. Sin embargo, detrás de su impecable imagen pública se esconde una peligrosa adicción que amenaza su salud: el tabaquismo. A pesar de las reiteradas advertencias del equipo médico de Zarzuela, la madre del rey Felipe VI se niega a abandonar el cigarrillo, un hábito que mantiene en secreto y que pone en grave riesgo su vida. 

Aunque nunca ha sido captada fumando en público, el cigarrillo es parte integral de la rutina diaria de la reina emérita. Según fuentes cercanas, la reina Sofía reserva un momento sagrado después de cada comida para disfrutar de su vicio lejos de las cámaras. Este ritual, al parecer inofensivo, representa una seria amenaza para su salud, especialmente a su edad.  Debido a esto, el equipo médico de Zarzuela ha insistido en innumerables ocasiones sobre los peligros de continuar con este hábito. Sin embargo, Sofía ha ignorado las recomendaciones y sigue fumando de manera discreta, justificando que este pequeño placer le ayuda a relajarse tras las tensiones del día. 

Doña Sofía

El origen de una adicción influenciada por el entorno social

Ahora bien, el tabaquismo de la reina emérita no es un capricho reciente, sino un hábito que comenzó durante sus primeros años como reina consorte. Según relata el libro "Doña Sofía. La Reina habla de su vida", de Carmen Enríquez y Emilio Oliva, la emérita empezó a fumar para parecer mayor y adaptarse a las exigencias sociales de su entorno. “Llegué a fumar hasta diez cigarrillos diarios cuando fumaba con más asiduidad”, confesó la propia reina. 

Este hábito no solo se originó en la presión social de la época, sino que también fue compartido con el rey Juan Carlos I, quien en su momento dejó los cigarrillos para pasarse a los puros. “Cuando dejé el tabaco, el rey dijo que también lo iba a dejar. Y lo hizo, pero con un truco. Es verdad que dejó los cigarrillos, pero siguió fumando, aunque sólo puros”, reveló la reina Sofía. Sin embargo, mientras él consiguió moderar su consumo, la emérita nunca logró abandonar completamente el tabaco, convirtiéndolo en una dependencia que ha mantenido hasta la actualidad. 

Sofía y Juan Carlos I

Una adicción que representa un alto costo para su salud

No obstante, este pequeño placer culposo le está pasando factura. Los médicos han sido claros: cada cigarrillo que la reina Sofía fuma es un paso más hacia el deterioro de su ya delicada salud. Los años no pasan en vano, y el tabaquismo, sumado a las tensiones propias de su vida en la realeza, agravan los riesgos de enfermedades crónicas. A pesar de ello, Sofía se muestra renuente a cambiar su estilo de vida, alegando que fumar es uno de los pocos placeres que le quedan. 

Las alarmas en Zarzuela están encendidas, pero parece que ni la preocupación de sus hijos ni las advertencias médicas logran hacer mella en su determinación. La reina emérita, conocida por su disciplina y su sentido del deber, parece haber encontrado en el cigarrillo una especie de rebeldía silenciosa que, lejos de liberarla, la encadena a un peligro inminente.