La reina Sofía vive a dos horas de avión de Zarzuela
Sofía encuentra equilibrio entre su vida privada y los compromisos reales, sin renunciar a sus raíces familiares

La reina Sofía sigue siendo un miembro clave de la familia real española, pero su día a día transcurre lejos de Zarzuela. Aunque su residencia oficial sigue siendo el Palacio de la Zarzuela, en Madrid, en la práctica pasa largas temporadas fuera de España. Cuando no tiene compromisos oficiales, Sofía suele viajar a ciudades como Ginebra, Londres o Atenas, donde encuentra refugio y una rutina más tranquila.
A Ginebra la une un motivo muy especial: su hija Cristina sigue viviendo allí tras el escándalo de Iñaki Urdangarin. La reina emérita ha sido un apoyo constante para ella, y en la discreta ciudad suiza disfruta de una privacidad que en España no siempre tiene. Londres también está en su lista de destinos frecuentes, a apenas dos horas y 15 minutos en avión. Allí mantiene amistades y una conexión con la cultura británica, que siempre le ha atraído.
En los últimos tiempos, también ha aumentado su presencia en Atenas. La muerte de su hermano Constantino reforzó su vínculo con la familia real griega, y no es raro que pase largas temporadas en su país natal. Aunque el viaje es más largo, de unas tres horas y media, el lazo con Grecia sigue siendo fuerte.
Una distancia que es algo más que física
Desde la abdicación de Juan Carlos I y la llegada de Felipe VI al trono, la reina Sofía ha ido perdiendo protagonismo en la vida institucional. Su papel en los actos oficiales es cada vez más reducido, y su presencia en Zarzuela depende casi exclusivamente de su agenda.
El hecho de que sus nietas, la princesa Leonor y la infanta Sofía, ya no vivan en Palacio ha reducido aún más sus motivos para quedarse en Madrid. Su hermana Irene, con quien tiene una relación muy cercana, a menudo la acompaña en sus viajes o en sus estancias fuera de España, sobre todo ahora que su estado de salud es más delicado.
A pesar de esta distancia, la reina Sofía sigue conectada con la familia real. Siempre está a dos horas de avión de Zarzuela, lo que le permite cumplir con sus compromisos sin necesidad de instalarse permanentemente en Madrid. Un billete de ida y vuelta es suficiente para mantener el equilibrio entre su deber institucional y su vida personal, lejos del foco mediático y de las tensiones de la monarquía.