Leonor amenaza con el despido a los escoltas que no acceden a todos sus caprichos

Si no cumplen con lo que pide, Leonor explota

Leonor amenaza con el despido a los escoltas que no acceden a todos sus caprichos

Todo comenzó cuando, tras su paso por la fragata Blas de Lezo, circularon en redes fotos comprometedoras de Leonor. Una en una fiesta en Brasil. Otra, paseando de la mano con su supuesto ‘amigo especial’ en Uruguay. Para la princesa, aquellas imágenes fueron una traición. Y no precisamente a la Corona, sino a su intimidad. Se sintió expuesta. Vulnerable. Pero sobre todo, furiosa.

Leonor entía que no la habían protegido y que el equipo encargado de velar por su privacidad y por su seguridad había estado como de vacaciones. Sin hacer nada para evitar que los malvado periodistas le sacaran una serie de fotos que hicieron mucho daño en el estado anímico de una Leonor que, desde entonces, rompió con sus escoltas.

Leonor

Leonor pide que sigan todas sus órdenes

Y es que Leonor no quiere que nadie interfiera en su vida personal. Ni medios, ni opinadores... ni sus propios escoltas. Los considera responsables directos del desliz mediático. A dos de ellos les montó una bronca monumental. Fuentes cercanas aseguran que les gritó sin reparos, que los culpó de no hacer bien su trabajo. Y que incluso les lanzó una amenaza helada: “Con una llamada a mi padre, estáis fuera.”

Así pues, el conflicto escaló. Los agentes, con años de formación en cuerpos de élite, se sintieron despreciados. Porque no era la primera vez. La tensión con Leonor viene de lejos. A su lado no solo deben proteger, también deben soportar caprichos a deshoras, peticiones sin sentido, escapadas que desafían toda planificación. Hay días en que los trata como guardaespaldas. Y otros, como si fueran empleados de servicio.

La situación se ha vuelto insostenible. Hay malestar. Hay bajas solicitadas. Y hay quejas formales en Zarzuela. Porque más allá del protocolo, lo que se está rompiendo es la confianza. Nadie quiere quedarse al frente de un operativo donde la prioridad es cubrir romances, ocultar fiestas o impedir que alguien filtre un simple ‘vapeo’.
Leonor sigue con su vida, sin renunciar a su libertad. Pero su equipo ya no aguanta más. Algunos exigen un cambio. Otros, directamente, quieren marcharse. Porque proteger a una princesa no es lo mismo que aguantar a una joven que aún no ha aprendido dónde termina el deseo… y dónde empieza la responsabilidad.