Leonor necesita medicación intravenosa cada 8 horas para aguantar en Elcano
Leonor afronta uno de los mayores retos de su formación militar en alta mar

La princesa Leonor se enfrenta a una de las experiencias más exigentes de su formación militar a bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano. Siguiendo los pasos de su padre, Felipe VI, y de su abuelo, Juan Carlos I, la heredera al trono se ha embarcado en esta travesía que recorre distintos puntos del mundo. Sin embargo, la adaptación no ha sido fácil.
A diferencia de sus compañeros, que llevan años de preparación en la Armada, Leonor se ha encontrado con un desafío inesperado: su salud. La mala mar de las primeras semanas, en las que no pudo pisar tierra firme, le provocó mareos constantes, vómitos y una profunda debilidad. La situación llegó a ser tan preocupante que el equipo médico del barco tuvo que suministrarle medicación intravenosa cada ocho horas para controlar los síntomas y evitar una deshidratación severa.
Su diagnóstico no deja lugar a dudas: cinetosis, un síndrome caracterizado por náuseas y vértigos, especialmente agravado en entornos marítimos. La joven princesa ha tenido que enfrentarse no solo a las exigencias físicas y académicas del programa, sino también a las limitaciones de su propio cuerpo, que le ha jugado una mala pasada en alta mar.
Un entorno hostil para la princesa
La adaptación de Leonor al Elcano ha sido más dura de lo esperado. El reducido espacio del barco, las largas travesías sin tocar tierra y la necesidad de seguir un ritmo de trabajo exigente han complicado aún más su situación. Además de los mareos, ha sufrido varias caídas, lo que le ha provocado moretones visibles en los brazos, como se pudo ver en su llegada a Uruguay.
A pesar de estas dificultades, la princesa ha seguido adelante con su formación, cumpliendo con sus clases y sus turnos de guardia. No obstante, quienes la acompañan aseguran que es una de las guardiamarinas que peor lo está pasando. La incertidumbre sobre su estado de salud crece, especialmente porque ni la Casa Real ni la Armada han querido confirmar ni desmentir la información sobre la gravedad de su situación.
Tras dos meses de travesía y con varios países visitados, Leonor aún tiene por delante cuatro meses más de navegación. A medida que el barco se adentra en nuevas aguas, la gran incógnita es si podrá resistir hasta el final o si necesitará un descanso antes de concluir esta exigente etapa de su formación.