Los hijos de Charlene de Mónaco y Alberto de Mónaco llevan meses sin ver a su padre en privado
La distancia entre Charlene y Alberto II ha provocado que Jacques y Gabrielle no vean a su padre
La relación entre Charlene de Mónaco y el Príncipe Alberto ha sido siempre un gran problema para todos los implicados. Pues, lejos de ser un matrimonio lleno de intereses en el que todo funciona según lo previsto, la realidad es que las cosas han salido realmente mal en la Casa Real de Mónaco, donde saben que las actitudes de Alberto II han roto por completo cualquier ápice de convivencia entre los Príncipes, que ahora llevan vidas separadas y no saben prácticamente nada, el uno del otro.
En este sentido, según han desvelado desde Francia, las distancia entre Charlene y Alberto se habría trasladado a su relación con sus hijos, Jacques y Gabrielle, los cuales apenas estarían teniendo contacto con su padre Alberto al que, de forma privada, hace varios meses que no ven. Lo que ha llegado hasta el punto de que el Príncipe de Mónaco no visitó a los pequeños, ni en su décimo aniversario, algo que marcó un antes y un después en una relación que si ya era fría, ahora lo es todavía más.
Alberto es una figura ausente e intrascendente
Ante esta situación, según hemos podido saber, tanto Jacques y Gabrielle habrían comenzado a percibir a su padre como una persona más en su vida. Y es que, al verlo en contadas ocasiones a lo largo del año, a sus diez años, los hijos de Alberto y Charlene ya han definido a su padre como una figura absolutamente irrelevante para su vida. Pues, no saben nada de él.
La realidad es que Charlene es la que se ha acabado encargando de cuidar a sus hijos ante la ausencia constante de su esposo, un Alberto de Mónaco al que muchos acusan de haber estado dando mucha más importancia a sus hijos ilegítimos que a los que ha tenido con Charlene en su matrimonio. Algo que seguro no sienta nada bien a la Princesa de Mónaco.
Charlene no quiere saber nada de Alberto II
La principal razón de la ausencia del Príncipe Alberto en la vida de sus hijos, más allá de un pasotismo del que siempre se lo ha acusado, también es la distancia con una Charlene de Mónaco que, tras sufrir en silencio durante muchos años, ha optado por cortar cualquier contacto con el Príncipe de Mónaco, al que no quiere volver a ver en su vida privada.