Madrugada negra en Elcano con Leonor suplicando volver a casa
Tensión y dificultades marcan la travesía de la princesa en el buque escuela

Lo que debía ser una experiencia única en su formación militar se ha convertido en un calvario para la princesa Leonor. A bordo del buque escuela Juan Sebastián Elcano, la heredera al trono enfrenta una realidad que nada tiene que ver con las idílicas fotografías difundidas por la Casa Real. Detrás de las sonrisas y los saludos, la princesa está sufriendo. No se adapta a la vida en el mar y ha pedido regresar a casa en varias ocasiones.
Desde el primer día, quedó claro que este desafío no iba a ser fácil para ella. A diferencia de sus compañeros, Leonor no tenía experiencia en navegación ni una preparación previa para afrontar seis meses en alta mar. Las condiciones a bordo son duras y la falta de privacidad se suma a su malestar. Lo que más le está afectando, sin embargo, es el continuo mareo. Sufre fuertes náuseas y ha tenido que ser tratada por el equipo médico del barco, que le ha recetado biodramina en varias ocasiones.
Las primeras semanas fueron especialmente difíciles: 21 días sin tocar tierra, soportando el movimiento incesante del barco en un Atlántico agitado. Se vio obligada a quedarse en su camarote durante largos periodos, lejos de la rutina de sus compañeros. Pero su malestar no ha desaparecido con el tiempo. A medida que el barco ha avanzado por Brasil, Uruguay y Chile, la princesa sigue sin adaptarse.
Una presión insoportable
Además del malestar físico, Leonor está soportando una presión mediática asfixiante. La Casa Real ha intentado mantener una imagen impecable de su estancia en Elcano, pero las filtraciones han demostrado que la realidad es muy distinta. En Brasil, se la vio en una fiesta de carnaval disfrutando con un compañero, lo que desató rumores de una relación. En Uruguay, unas imágenes en bikini en la playa estuvieron a punto de publicarse, pero Zarzuela habría intervenido para evitarlo. En Chile, el escándalo fue aún mayor: una foto con una cerveza en la mano y unas imágenes de seguridad en un centro comercial que vulneraron por completo su privacidad.
Estos episodios han generado un enorme malestar en la princesa y en la Casa Real. La falta de control sobre su imagen ha provocado enfado, pero sobre todo desesperación en Leonor, quien ya no oculta su deseo de abandonar el barco. Cada día que pasa, la presión aumenta y su situación empeora. El equipo de psicólogos de la Casa Real está tratando de ayudarla, pero la realidad es clara: la princesa quiere volver a casa cuanto antes.