Paloma Rocasolano pedía bocadillos con un coste superior a los 2.000 euros al servicio de Zarzuela

El cambio radical en la vida de Paloma Rocasolano tras la llegada de su hija a la realeza y su acceso a un mundo de lujos

Paloma Rocasolano pedía bocadillos con un coste superior a los 2.000 euros al servicio de Zarzuela

Paloma Rocasolano ya no es la mujer sencilla que conocimos en 2004. Aquella enfermera discreta que veraneaba con sus padres en Benidorm, cargando sombrillas, neveras y bocadillos, parece haber quedado en el pasado. La madre de la reina Letizia ha cambiado, y mucho. Ahora se mueve entre lujos, vuelos privados y ambientes exclusivos. Desde que su hija entró en la realeza, su vida ha dado un giro de 180 grados.

Aunque siempre se mantuvo en segundo plano, el entorno de Zarzuela conoce bien sus hábitos. Durante la pandemia, vivió una larga temporada en el palacio con su hija y sus nietas. Fue entonces cuando comenzó a pedir lo que se ha convertido en su “antojo real”: bocadillos de caviar de beluga. No se trataba de un simple capricho. Cada bocadillo podía superar fácilmente los 2.000 euros. Una extravagancia para quien, años atrás, se preparaba un bocata de tortilla para pasar el día en la playa.

Paloma Rocasolano

“Soy la madre de la reina”

Esta frase se ha convertido en su carta de presentación. Paloma no duda en usarla cuando quiere conseguir algún favor. Ya sea una reserva complicada, un descuento o algún producto gratuito. Es su forma de marcar territorio. Aseguran que incluso se llevaba varias latas de caviar a casa cada vez que llegaba un nuevo pedido a la cocina real. Las cifras impresionan: un bote de 100 gramos puede superar los 700 euros, y ella solía llevarse tres o cuatro.

Desde 2021 comparte su vida con Marcus Brandler, un empresario con quien ha recorrido el mundo. Juntos han disfrutado de destinos exclusivos, viajes en yate y estancias de lujo. Paloma ha dejado atrás su modesta buhardilla en el centro de Madrid y con ella, su vida de antes. Hoy ya no mira precios. Ha cambiado la playa de Benidorm por menús dignos de la realeza. Y los bocadillos, ahora, vienen con beluga. 

Paloma Rocasolano, quien alguna vez fue una mujer anónima disfrutando de veranos tranquilos en Benidorm, ahora vive en un mundo de lujo y ostentación, donde el caviar de beluga no es solo una rareza, sino un capricho cotidiano que refleja su transformación radical, lejos de aquellos días sencillos que definieron su vida antes de que su hija se convirtiera en reina.