Victoria Federica, protagonista para mal la madrugada del sábado en el restaurante de moda de Madrid
Victoria Federica comienza a estar harta de que la persigan las cámaras
Desde que dio el paso para convertirse en influencer, Victoria Federica se ha convertido en uno de los miembros más reconocibles de Zarzuela. La nieta favorita de Juan Carlos I lleva una vida rodeada de lujos en Madrid, donde ha logrado rodearse de un grupo de amigos que la hace feliz y donde hace y deshace a su antojo. Sin embargo, a pesar de su timidez, Victoria Federica se ha acabado convirtiendo en una figura mediática muy relevante para la crónica rosa de España, lo que habría comenzado a hartar a Vic, que el pasado sábado protagonizó una acalorada discusión por culpa de las cámaras.
La hija de la infanta Elena se encontraba cenando en un conocido restaurante de Madrid junto a un grupo de amigos, cuando en una mesa cercana a la suya, un grupo de comensales decidió que era buena idea comenzar a sacar fotos, de escondidas y sin ningún tipo de permiso a Victoria Federica y a todas las personas que la acompañaban. Una situación de la cual, la influencer se acabó percatando y que la llevó a ser, para mal, la gran protagonista de la velada en dicho establecimiento, por culpa del enfrentamiento verbal que inició, a raíz de la indignación por las fotos indiscretas que le estaban sacando.
Victoria Federica protegió a los suyos
La realidad es que Vic, está más que acostumbrada a que le saquen fotos allá a donde vaya. Sin embargo, lo que provocó su enfado fue la incomodidad que se generó en sus acompañantes. En especial, en su amigo íntimo, Borja Moreno, que, por culpa de las fotos que siempre acompañan a Victoria Federica, se ha comenzado a distanciar de ella. De este modo, lejos de permitir que las fotos incomodaran a los suyos, Victoria Federica se tragó su timidez y pidió, de forma muy educada, que nadie más les sacara en un espacio privado como era dicho restaurante.
Así pues, este pasado sábado, Victoria Federica se convirtió, para mal, en la gran protagonista de un importante restaurante de Madrid, donde, por el agobio de estar constantemente en los objetivos de cámaras ajenas, la nieta de Juan Carlos I acabó explotando y enfrentándose a aquellos que se dedicaron a sacarle fotos, tanto a ella como a sus amigos, sin ningún tipo de permiso ni decencia.