El arroz es uno de los alimentos más consumidos en el mundo, pero puede contener arsénico inorgánico, un contaminante tóxico relacionado con riesgos para la salud como cáncer o enfermedades cardiovasculares. Este compuesto se encuentra naturalmente en el suelo y el agua, y las plantas de arroz tienden a acumularlo más que otros cultivos. Aunque no se puede eliminar completamente, es posible reducir su presencia mediante técnicas de cocción adecuadas.
Para minimizar el arsénico, es recomendable lavar bien el arroz antes de cocinarlo. Esto ayuda a eliminar parte del contaminante superficial. Otro método efectivo es utilizar una proporción elevada de agua en la cocción, como seis partes de agua por una de arroz, descartando el líquido sobrante una vez finalizada la cocción. Este proceso puede reducir significativamente la cantidad de arsénico.
El arsénico inorgánico se encuentra de forma natural en el suelo y el agua y las plantas de arroz tienden a acumularlo más que otros cultivos
Además, el tipo de arroz que consumimos también influye. Por ejemplo, el arroz integral suele contener más arsénico que el blanco, ya que el contaminante se acumula en las capas externas del grano, las cuales se conservan en el integral. Sin embargo, estas capas son también ricas en fibra y otros nutrientes, por lo que no debe ser excluido de la dieta, sino preparado con especial cuidado.
Evitar arsénico en el arroz. Foto: Unsplash
La frecuencia de consumo también es clave. Aunque el arroz es seguro en cantidades moderadas, alternar con otros cereales como quinoa, trigo sarraceno o cuscús puede reducir la exposición a este contaminante. Es importante recordar que los niveles de arsénico en el arroz varían según la región donde se cultiva, por lo que optar por productos certificados o de cultivos controlados puede ser una opción más segura.
Puedes alternar el consumo de arroz con otros cereales como la quinoa, el trigo sarraceno o el cuscús
En resumen, el arsénico en el arroz no debe ser motivo de alarma si se toman medidas preventivas. Cocinarlo adecuadamente, lavar el grano y variar los alimentos son estrategias simples pero efectivas para disfrutar de este alimento tan versátil y nutritivo con tranquilidad.