Carlos III ha perdido el apoyo de Guillermo de Gales durante su último año de vida
Los Príncipes de Gales demuestran su falta de compromiso con la Casa Real
La Semana Santa es una de las épocas más importantes y relevantes para todas las casas reales de Europa. Su fuerte vinculación con la Iglesia hace que tanto en Zarzuela como en Buckingham consideren que esta semana es una de las más grandes de todo el año. Una realidad que siempre ha acostumbrado a llenar de compromisos a la Realeza. Sin embargo, parece que en Buckingham, Guillermo de Gales y Kate Middleton han dado una importancia mucho menor a su presencia en cualquier tipo de acto religioso.
La realidad es que si hay algo destacó por encima de todo en la Misa de Pascua celebrada en el Castillo de Windsor, fue la sensible ausencia de Kate Middleton y del Príncipe Guillermo. Quienes, lejos de acompañar a Carlos III a la hora de presidir un acontecimiento tan importante, optaron por marcharse de vacaciones negando su apoyo al Rey de Inglaterra, que se quedó solo ante el peligro y la presión de presidir un acto de tal calibre.
Guillermo de Gales ya pide el trono
Según han revelado fuentes cercanas a la Casa Real de Gran Bretaña, la decisión del Príncipe Guillermo vendría dada por su voluntad de comenzar a ejercer de rey de Inglaterra lo antes posible. Una petición que ya ha hecho en reiteradas ocasiones y que Carlos III se ha negado a aceptar, lo que ha llevado a Guillermo y a Kate a ir por su cuenta y a dejar de lado sus obligaciones como miembros de la Casa Real.
Y es que, por el hecho de ser Príncipes de Gales, no tenían la obligación de acudir a la Misa de Pascua. Una situación que Kate y Guillermo aprovecharon para irse de vacaciones durante unos días, junto a sus tres hijos. Una decisión que seguro no acabó de gustar a Carlos III, que compareció solo y sin la compañía de su mano derecha e hijo, el Príncipe Guillermo.
Así pues, todo apunta a que Guillermo de Gales ha retirado su apoyo a Carlos III, que tuvo que presidir solo la Misa de Pascua celebrada en el Castillo de Windsor. Un muy mal síntoma por parte de Buckingham, donde el ambiente está lejos de ser agradable.