Carlos III vive un infierno rodeado por un equipo de cinco médicos las 24 horas del día
La vida de Carlos III ha perdido mucha calidad

Carlos III sigue empeorando a cada día que pasa. El Rey de Inglaterra es incapaz de responder al tratamiento contra el cáncer con el que lleva trabajando desde 2024, cuando le fue comunicado que sufría cáncer de colon. En este sentido, tras más de un año trabajando con los mejores especialistas del mundo, Carlos III ha comenzado a asumir que podría estar entrando en su último año de vida. Una realidad que no ha evitado que el monarca inglés siga ejerciendo las labores que le exige el hecho de estar al frente de la Casa Real de Gran Bretaña.
Sin embargo, a pesar de que Carlos III está decidido a llevar una vida normal y a no cambiar su día a día por culpa de la enfermedad. La realidad es que tanto el propio cáncer, como los efectos secundarios de la medicación y del tratamiento, están haciendo mucha mella en la calidad de vida del Rey de Inglaterra, que por más que quiere no puede vivir con un mínimo de normalidad.
En este sentido, como hemos podido ver en el reciente viaje de Carlos III a Italia, no puede moverse sin tener un largo equipo de médicos a su alrededor. Los cuidados diarios que necesita el Rey de Inglaterra han comenzado a implicar un nivel de complejidad que hace muy complicado que una persona sin estudios en medicina pueda dar a Carlos III todos los tratamientos que necesita y, de paso, poder hacer frente a cualquier tipo de imprevisto.
Carlos III ya no vive feliz
Ante esta complicada realidad, Carlos III ha perdido la ilusión y felicidad. La calidad de vida del Rey de Inglaterra ha empeorado de forma drástica a lo largo de los últimos meses, lo que ha hecho que el carácter de Carlos III se haya vuelto mucho más agrio y se haya alejado de esa personalidad tan alegre y agradable que tenía anteriormente.
Así pues, Carlos III ya no es capaz de vivir a su aire. Siempre necesita contar con un equipo de más de cinco médicos a su alrededor y unos cuidados muy avanzados para los conocimientos que pueda llegar a tener una persona normal sin estudios en medicina o enfermería.