Iñaki Urdangarin está siendo avisado de las malas compañías de la infanta Cristina

La tensión crece en el entorno familiar mientras Iñaki intenta rehacer su vida en Vitoria

Iñaki Urdangarin está siendo avisado de las malas compañías de la infanta Cristina

Iñaki Urdangarin ha intentado reconstruir su vida tras separarse de la infanta Cristina. Vive en Vitoria con Ainhoa Armentia, alejado del foco mediático. Sin embargo, los conflictos con su exmujer siguen presentes, especialmente por temas económicos. Aunque recibió un acuerdo que incluía un pago único de dos millones de euros y una pensión mensual elevada, parece no ser suficiente. En las últimas semanas, ha intentado renegociar esa cifra, algo que Cristina ha rechazado de forma tajante.

Esta insistencia ha encendido las alarmas. No solo en el entorno de la infanta, sino también dentro de la Casa Real. La preocupación crece porque Iñaki conoce información muy sensible sobre varios miembros de la familia: desde la reina Letizia hasta el rey emérito Juan Carlos. Su silencio es valioso. Por eso, sus propios hijos, Juan y Pablo, han decidido intervenir. Le han pedido que frene. Que no insista más. Lo han hecho desde el cariño, pero también con firmeza. Saben que seguir presionando puede desencadenar consecuencias imprevisibles.

Iñaki Urdangarin y Cristina

Peligros cerca de la infanta Cristina

Juan, el hijo mayor, ha sido claro con su padre. Le ha explicado que no todos los que rodean a Cristina le desean el bien. Hay figuras con mucho poder, capaces de influir y, si es necesario, proteger los intereses de la infanta a cualquier precio. En ese entorno, moverse en falso puede ser peligroso. Por eso le ha dicho que se aleje. Que evite cualquier enfrentamiento directo con su madre y su círculo cercano.

Juan sabe lo que es sufrir en silencio. Ha vivido años complicados por los escándalos de corrupción de su padre. Y ahora, con una visión más madura, intenta protegerlo. Le ha aconsejado que piense en su tranquilidad, en su nueva vida, en su bienestar. Que no entre en un juego de poder que solo puede hacerle daño.

La familia real observa en silencio. No quieren más titulares. No quieren más filtraciones. La consigna es clara: que la sangre no llegue al río. Pero todo depende de que Iñaki mantenga la calma y no cruce líneas peligrosas. Porque, esta vez, no sería solo un conflicto familiar. Podría arrastrar a toda la institución.