Letizia ha obligado a sus padres a esconder a un familiar que trabaja como barrendero en Madrid
Los esfuerzos por controlar la imagen siguen marcando la historia de la familia.

Desde que Letizia Ortiz entró en la Casa Real, su familia ha sido objeto de escrutinio. Su origen plebeyo, su divorcio y el pasado de sus padres no encajaban en la imagen que los Borbones querían para una futura reina. Pero hay un detalle que pocos conocen: el esfuerzo de Letizia por ocultar ciertos aspectos de su familia.
Uno de los secretos mejor guardados es el de Antonio Vigo, esposo de Érika Ortiz y padre de Carla Vigo. Durante años se dijo que era escultor, una profesión que sonaba más acorde con la nueva vida de Letizia. Sin embargo, la realidad era distinta: Antonio trabajó como barrendero en Madrid. Una profesión digna, pero que la reina consideraba un problema para su imagen dentro de la monarquía.
Según fuentes cercanas, Letizia pidió a su padre, Jesús Ortiz, que mantuviera en secreto este dato. La razón era clara: evitar más críticas dentro de una familia real que nunca la aceptó del todo.
La obsesión por controlar su imagen
No es la primera vez que se habla de la obsesión de Letizia por pulir su pasado. Desde el inicio de su relación con Felipe VI, ha intentado suavizar ciertos detalles de su familia. Se dice que ocultó que su madre, Paloma Rocasolano, era sindicalista de izquierdas, algo que en la Casa Real no veían con buenos ojos.
El periodista Jaime Peñafiel ha contado en varias ocasiones cómo la reina ha tratado de controlar su historia. Incluso se ha hablado de un supuesto aborto en la Clínica Dator que ella habría querido borrar de su biografía.
Lo cierto es que, tras 21 años de matrimonio con el rey, Letizia sigue generando controversia. Su esfuerzo por encajar en la monarquía ha sido evidente, pero su pasado sigue persiguiéndola. Y, aunque intente ocultarlo, la verdad siempre acaba saliendo a la luz.