El curioso caso de Aritz Aduriz
Se presupone que la vida útil de un futbolista profesional va desde algún año anterior a la veintena hasta superar ligeramente los treinta.
Pisar campos de fútbol de primer nivel con una edad superior a 33 o 34 suele ser un hecho destacable por tratarse de jugadores con una carrera que vislumbra ya el ocaso y que va apagándose, dejando los últimos detalles y gotas de sudor. Como en la propia vida humana, se podría decir que un futbolista nace, crece y muere en un espacio de tiempo concreto. Valerón, por ejemplo, es hoy un claro espejo de este hecho fisiológico, ya que con cuarenta primaveras en sus botas trotará por los estadios de primera y dejará, entre ovaciones, alguna rubrica futbolística de lo que un día fue.
Pero esto del fútbol es un deporte que en ocasiones se empeña en llevar la contraria a la lógica y sorprende con excepciones tan llamativas como agradables para el amante del mismo. En 1922 la revista Coullier´s publicaba un relato de F. Scott Fitzgerald sobre el rejuvenecimiento de un hombre que en 2008, con muchos matices y toques distintos, llegó a la gran pantalla de la mano del director David Fincher. El director de películas como Seven (1995), El club de la lucha (1999) o La red social (2010) contó una vez más con su actor fetiche, Brad Pitt, para filmar El curioso caso de Benjamin Button (2008). El ejemplo del protagonista de esta ficticia historia de lucha contra el tiempo se extrapola a lo que está aconteciendo en San Mamés, donde un clásico delantero de la última década del fútbol español se está convirtiendo en un referente goleador de altura conforme pasa el tiempo.
Aritz Aduriz, con 34 años, se ha convertido en el ídolo local al que la parroquia rojiblanca idolatra partido a partido y gol a gol. Allá por 2012 parecía un hueco enorme el que dejaba Fernando Llorente con su accidentada salida del Athletic (en la 2012-2013 la presencia en la plantilla del ariete riojano fue testimonial). Hoy es el día en el que muchos fieles de la catedral del fútbol no quieren ni pensar en cómo rellenar el tremendo abismo que habrá cuando El Desde luego, por lo que se ve en el campo, no parece cercano aún ese momento. Como el buen vino, Aduriz ha logrado sus mejores registros goleadores en esta tercera etapa en el club que le crió. Con 31 años Bielsa lo trajo del Valencia y ese año (temporada 2012-2013) y el siguiente (2013-2014) 18 goles por curso le otorgaron el afecto de San Mamés, además de un Trofeo Zarra como máximo goleador nacional. Números que se quedaron en nada la temporada pasada en la que el guipuzcoano se metió al zurrón 26 dianas. Para muchos oposita a la Eurocopa o, por lo menos, debería. Para otros, el hándicap es su edad y su, a priori, escaso futuro como killer de la selección.
Aquel delantero peleón que salió de la última gran hornada del Antiguoko donostiarra con los Xabi Alonso, Mikel Arteta y compañía, se ganó un hueco como artillero en la primera división con gol, con brega y con un imponente juego aéreo. Valladolid, Mallorca y Valencia ven ahora como aquel delantero que rindió bien en Zorrilla, goleó también en la isla balear y que cumplió a la sombra de un Soldado que fue héroe de Mestalla, se ha convertido en uno de los mejores goleadores del panorama nacional.
Brad Pitt pisó la alfombra roja de Hollywood nominado por el gran papel que interpretó como Benjamin Button. No ganó. Tampoco lo hizo David Fincher como director del film. Aduriz, a su modo pisa su particular alfombra roja, la moqueta verde de San Mamés, con zapatos pero con suela de tacos, donde los fans en busca de selfies y autógrafos se convierten en hinchas que llevan bufandas rojiblancas y cuerdas vocales dispuestas a ondear y a jalear con cualquiera de las batallas aéreas, de las peleas o de los goles del Zorro. Además de su innegable idilio con el gol en esta tercera etapa como león, Aduriz se ha convertido en el actor principal de la bonita película que está viviendo en los últimos años y meses el Athletic (jugar la Champions, finalista de Copa del Rey o campeón de la Supercopa de España este mismo verano). Es verdad que el que mete los goles suele ser el bueno de la peli, el protagonista, pero es que Aduriz se ha ganado el Oscar al mejor actor con goles, con pelea y con raza, identificándose con el sentimiento de lucha que va con la idiosincrasia de los rojiblancos. Dicen que el tiempo nos pasa factura a todos. En este caso, el de Aritz Aduriz, veremos cuándo lo hace.
Iñigo Esteban, Bilbao.
Video: Lo mejor de Aritz Aduriz