Isco está a un paso de estallar y pedir (ya) su salida del Madrid
El malagueño se ve fuera del equipo, pero sus preocupaciones reales son más a largo plazo
Isco Alarcón está siendo uno de los grandes damnificados de esta última parte del año 2015 en el Real Madrid. El jugador malagueño ha visto cómo tras una primera parte del curso 2015-2016 en la que las lesiones le proporcionaron (una vez más) una continuidad casi indiscutible en el equipo blanco por falta de efectivos, ahora cuenta cada vez menos en los planes de Rafa Benítez. Un técnico con el que, además, cada vez muestra de forma más evidente sus desavenencias en público.
Y eso que incluso podríamos decir que Isco empezó mejor que otros años. Su titularidad, a igualdad de condiciones con James en el choque inicial del campeonato en Gijón, así como otras titularidades en disputa con el colombiano muy al principio de la temporada hacían pensar en que, quizá, al fin había encontrado la regularidad que buscaba como protagonista en el Madrid, aprovechando a un técnico que buscaba promocionar producto español debido a su pasado en la cantera merengue.
Sin embargo, la realidad es que Benítez siempre encontraba subterfugios donde “colocar” al de Arroyo de la Miel. Primero Bale, después Benzema, luego James durante un largo tiempo, todos cayeron lesionados y evitaron las suplencias de uno de los jugadores llamados a liderar el fútbol español en los próximos años… hasta que Rafa recuperó a todos. Y en igualdad de condiciones, los malos resultados del equipo han empujado a Isco al banquillo de forma habitual.
En su tercera temporada en el Real Madrid, puede que el andaluz ya se haya cansado de mantener la calma y las buenas formas que han sido seña de identidad de su carácter hasta ahora. Sin levantar nunca la voz, confiaba en su juventud y sus virtudes para acabar demostrando a todos –entrenadores, público e incluso al mismo club- que es un futbolista que puede eclipsar a los más caros del mundo en una posición tan codiciada por los aires comerciales del Real Madrid como la de diez. Sin ser tan mediático de cara al exterior pero seguramente igual o mejor jugador. No obstante, esta pelea constante le ha mantenido en la plantilla más como jugador número 12 o como comparsa de las estrellas que como estrella en sí misma. Obligado siempre a justificar doblemente sus titularidades con respecto a otros, fuesen Di María, el propio Bale, ahora James o incluso Casemiro o Kovacic. Y puede que ya se haya cansado.
Eso es lo que se desprende de sus últimos gestos, quizá nada adecuados, mostrando poco compromiso o incluso risas en malos momentos del equipo, o desaprobación con decisiones de Benítez, como la suplencia de su compañero Toni Kroos en Villarreal. Por más que lo intenta, Isco no es capaz de ser protagonista total en el Real Madrid. Y su paciencia tiene un límite.
Media Europa se pelaría por él si finalmente decide salir, algo que además puede ser real a corto plazo si tenemos en cuenta que ahora mismo está bastante alejado de lo que Rafa exige y necesita a sus jugadores por características futbolísticas, y el hecho de que si no juega podría ver amenazada su importancia e incluso su presencia en la Eurocopa de Francia, en la que estaba llamado a ser el eje de la mediapunta y del ataque de la selección española.
El Arsenal de Wenger ha llamado a su puerta muchas veces, ofreciéndole la cuota de importancia que el Madrid le niega. También clubes como el Manchester City o la Juventus. Isco espera acontecimientos, sabedor de que sigue siendo uno de los ‘hijos pródigos’ de un Bernabéu al que le encanta levantarse con cada jugada suya y de que Benítez podría tener las horas contadas en el club. Quizá la llegada de un técnico más ofensivo que confíe en él le dé el protagonismo que necesita. Pero está claro que, a la tercera temporada en el vestuario merengue, quiere empezar a tener claro qué espera de él el Real Madrid para decidir su futuro. Un futuro que no obstante podría llevarle lejos de Chamartín incluso ya si sigue recibiendo mensajes como el del último choque ante el rayo en casa: 10-2, sin un solo minuto del malagueño sobre el césped. Su situación debe cambiar cuanto antes.