El Rayo Vallecano prescindirá de uno de sus centrales
En Primera o en Segunda, con o sin Paco Jémez, un jugador está condenado a salir
”Se pasea por la Ciudad Deportiva como si fuera un dios”. Algunos empleados del Rayo Vallecano no están contentos con la actitud de Antonio Amaya en estos meses, aunque la realidad es que el jugador vive un drama personal que le es difícil de soportar. Y además de lo personal está su carrera profesional, que a sus 32 años cuenta con alguna posibilidad de no tener continuidad porque sabe que va a salir del Rayo al concluir su contrato y no tiene ofertas para continuar haciendo lo que más le gusta en esta vida: jugar al fútbol.
Los problemas de Amaya se han sucedido en los últimos tiempos, y eso ha perjudicado su equilibrio emocional hasta afectar su rendimiento deportivo. Llegó a ser un central de referencia para Paco Jémez, y ahora es un jugador casi residual en la plantilla vallecana. De hecho, entre Crespo y Llorente le han dejado sin sitio a ojos del racial entrenador, que ya le expulsó de un entrenamiento con un contundente “vete a dar patadas a otro lado”. Esté el equipo en Primera o en Segunda, con o sin Paco Jémez en el banquillo, el Rayo no contará más con Amaya.
En el Rayo ya se miraba a Amaya de otra manera al poco de comenzar esta temporada, cuando se descubrió que estaba implicado, presuntamente, en la recepción de primas por parte de Osasuna siendo él jugador del Betis (campaña 2013-14). A la amargura por todas estas situaciones tan perjudiciales para su carrera se unen otros problemas no deportivos, como el que tuvo con su Porsche Panamera, ya que conduciendo a 234 km/h fue ‘cazado ‘ por Guardia Civil en una carretera secundaria. Juzgado y condenado por un delito contra la seguridad vial, fue sancionado con una multa de 20.000 euros, y le fue retirado el carnet de conducir durante un año y dos días. Hasta septiembre de este año no podrá ponerse de nuevo en el asiento del conductor de su Porsche.