5 claves del espanto que (casi) manda al Madrid de vacaciones... en abril

Diez minutos de control dieron paso a dos goles del Wolfsburgo. El Madrid no supo reaccionar y completó un partido desastroso. Draxler bailó a la defensa blanca.

5 claves del espanto que (casi) manda al Madrid de vacaciones... en abril

El Real Madrid volvió a firmar un partido horroroso en Alemania y cayó derrotado contra todo pronóstico por un Wolfsburgo que empezó tímido, se envalentonó y acabó bailando al conjunto blanco en una de las peores noches de la temporada. El 2-0 deja al conjunto de Zinedine Zidane al borde del desastre más absoluto, con las semifinales de Champions en verdadero peligro cuando ni siquiera hemos llegado a la mitad del mes de abril, sin Copa del Rey y con una Liga en la que, no lo olvidemos, sigue a siete puntos del líder. Queda la vuelta en el Bernabéu, donde el equipo pedirá (otra vez) a la afición que responda para generar ambiente de remontada. Pero el daño después de un ambiente de euforia falso que se había generado después de la victoria en el Clásico es enorme. Palo para el futuro del técnico francés del Madrid.

 

1. Draxler. Merece la pena empezar las claves por el hombre del partido, sin duda. Es verdad que Gareth Bale fue el mejor del Real Madrid sobre el campo, pero ni el galés fue capaz de igualar la enorme exibición y el despliegue de poderío del joven mediapunta alemán, que literalmente volvió loco al equipo de Zidane en su parcela media-baja. Ni Casemiro, establecido como 'el hombre del equilibrio' desde hace algunas jornadas (para eso se han ido al banquillo Isco y James), ni los centrales merengues, ni sobre todo un Danilo que esta noche ha podido completar su entierro parcial en el Madrid en una actuación paupérrima que recuerda a la que sentenció a Asier Illarramendi en Dortmund hace ahora tres temporadas, pudieron leer al mago germano. Julian se movió como pez en el agua partiendo desde la izquierda, siempre libre de marca y con espacio y tiempo para pensar, algo que hizo con determinación, velocidad y un acierto casi total. Desborde, imaginación, capacidad de construcción y desplazamientos en largo que volvieron locos a los defensores madridistas. Tuvo importancia en los dos goles del Wolfsburgo y en casi todas las jugadas de ataque del conjunto alemán. Se hablará de este partido suyo. Y quizá en clave madridista.

 

2. La defensa, nefasta. Producto de una lectura de partido perfecta por parte del Wolfsburgo, el Real Madrid pareció determinar que no importaba para nada que el equipo local contragolpease con muchísima rapidez cada vez que los ataques estáticos de los blancos se estrellaban contra una defensa a la que sólo le valía con estar colocada para apenas sufrir. Cada contragolpe del Wolfsburgo suponía un ataque de dos jugadores contra cuatro o cinco del equipo de Zizou, que sin embargo siempre dejaban metros de espacio, llegaban tarde o fallaban al corte. Una de esas noches que invitan a pensar que tanto los centrales como los laterales empiezan a necesitar recambios. Y que Danilo empieza a ser un verdadero fiasco de fichaje. Draxler le hizo lo que quiso, un traje a medida.

 

Draxler

 

3. Al mínimo golpe en contra, se cae el castillo de naipes. Este Madrid llegaba al Volkswagen Arena con una euforia desmedida después de ganar el Clásico. Parecía que los futbolistas habían dicho 'aquí estamos nosotros, nosotros valemos'. Y lo que demostraron es que su fortaleza mental vale lo que vale. En siete minutos, los que van del minuto 17 al 24, el Wolfsburgo le sacó todas las imperfecciones a la nave merengue. Primero, con una jugada de peligro en la que el árbitro fue riguroso con el penalti de Casemiro a Schürrle, es cierto, pero que supuso un 1-0 de auténtico accidente tras 10 minutos de dominio absoluto madridista, en los que el equipo había demostrado que moviendo bien el balón iba a llegar con peligro casi siempre. A partir del mazazo de Ricardo Rodríguez desde los 11 metros, el Madrid se diluyó como un azucarillo. Pocos instantes después, la banda izquierda quedaba retratada en una jugada de velocidad de Bruno Henrique que remató Arnold. 2-0 en menos de media hora. Y apenas hubo reacción.

 

4. Bale, el único. El galés cayó a la banda izquierda durante la primera mitad y fue el único que desbordó. El único que entendió el juego y el único que creó peligro. El problema es que el Madrid tampoco abusó de su 'uso' y poco a poco también se fue desesperando. En la segunda mitad abandonó el costado zurdo y cayó en una obsesión de lanzamientos desviados desde lejos. La lesión de Karim Benzema no ayudó tampoco a Zidane, que le dio la oportunidad a un Jesé que volvió a tirar a la basura su enésima noche para reivindicar un sitio. Isco y James salieron demasiado tarde para tratar de darle dinámica a un fútbol muy gris del Madrid, que con todo pudo hacer algún gol, y que de hecho hizo. Cristiano vio cómo le anulaban un tanto en el minuto 2 de encuentro por fuera de juego dudoso, y se reclamó otro penalti al de Cardiff.

 

5. Remontada. Es la palabra que a partir de mañana retumbará en todos los rincones de la capital de España. Lo preocupante es que este Madrid, que ya no tiene nada más que pensar que en la Champions, tenga que recurrir a ella ya en cuartos, y ante un rival que apenas puede moverse entre los primeros de la Bundesliga. Un palo tremendo a la estabilidad que parecía haber cogido el equipo y el club de aquí al final del curso.