La victoria clave de James en el vestuario en el momento clave de la temporada
El colombiano ha conseguido un primer paso para derrotar a su principal 'enemigo' dentro del plantel merengue.
James Rodríguez logró parte de la redención con el público del Santiago Bernabéu el pasado sábado ante el Eibar. Tal y como contamos esta semana en Don Balón, tanto por estadísticas, como por rendimiento, y sobre todo por actitud, el colombiano salió ovacionado (tímidamente, eso sí) del recinto merengue a sólo tres días de jugarse la temporada junto al resto de sus compañeros ante el Wolfsburgo. Un paso muy importante, ya que el mediapunta se había convertido en el chivo expiatorio de las críticas de la prensa y la afición por la mala temporada que está realizando el equipo en líneas generales. Junto a su compañero Isco, se culpa a los dos mayores talentos de la parcela del medio campo de que por culpa de que no estén bien el engranaje ofensivo del equipo se resiente.
James sigue sin estar a su mejor nivel y sigue sin recuperar todo el cariño, que era mucho, que el Madrid le habría brindado durante el último año convirtiéndole en uno de los 'niños bonitos' del club y de la hinchada. Pero ha conseguido demostrar que tiene actitud para cambiar las cosas, algo que incluso se llegó a poner en duda a través de las críticas sobre su vida extradeportiva. "Se ha perdido en juergas nocturnas", fue el mensaje que se llegó a difundir de él, cosa que intenta revertir.
Y por eso, más allá de si esta noche es titular o no en el partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League ante el Wolfsburgo, James sabe que puede haber establecido un punto de inflexión muy grande para él y para un compañero suyo el pasado sábado ante el Eibar: Isco. Todas las habladurías propias de los rumores veraniegos apuntan a que uno de los dos tendrá que salir del club este verano y estaba por ver con quién decide quedarse el club. Parece que James vuelve a tener más papeletas para ser el elegido. Sabe que a su favor cuenta con el aspecto económico, con que su figura es más fuerte publicitariamente hablando y que, además, fue una apuesta personal del presidente. Y jugando a su mejor nivel, en muchas ocasiones, su fútbol es algo más resolutivo para el equipo que el del andaluz.
James no desea 'echar' a Isco del Madrid, ni mucho menos. Ambos son amigos dentro del vestuario, se complementan sobre el césped y se admiran, y han demostrado que pueden jugar juntos. Pero la competitividad manda. Y los dos quieren quedarse. En caso de que uno no pueda hacerlo, el mensaje del cafetero este pasado fin de semana es claro: quiere ser él. Y puede que el Wolfsburgo constituya otra oportunidad para confirmarlo.