Así reclamó el Madrid (otra vez) la Copa a un partido: 5 cosas que aprendimos
Los blancos superaron ampliamente a una Cultural y Deportiva Leonesa que nunca tuvo opciones reales de entrar en la eliminatoria.
Esta vez no hubo sorpresas, ni angustias, ni noches negras. Ningún 'caso Cheryshev' que le ponga picante a la primera ronda de la Copa del Rey para el Real Madrid, quizá el club de los grandes que más acostumbrado a sorpresas ha estado en la última década. Esta vez sucedió lo probable, lo esperado y lo lógico, sobre todo cuando, como lleva siendo obsesión durante toda la temporada en Zinedine Zidane, el francés quiere tener a 24 futbolistas enchufados, concienciados de que cualquiera de ellos puede ser importante en cualquier momento y en cualquier lugar. Y todos, con un reto en mente: Ganarlo todo. Algo siempre exigido en la casa blanca, pero que prácticamente nunca se ha logrado. El 1-7 final cierra la primera eliminatoria y pone al equipo a pensar en otras cosas, que falta hace, en una noche de reivindicación, quizá, de la Copa a partido único, tema recurrente siempre que llegan estas fechas y que únicamente los dirigentes parecen querer ignorar. Hubo varias claves que definieron el choque:
La alineación: Se había especulado (y nosotros mismos habíamos 'picado', como la mayoría de medios) con muchas sorpresas por parte de Zidane. Que si Fábio Coentrao titular después de seis meses de inactividad; que si Lienhart o Mariano titulares, que si minutos para Odegaard o algún otro miembro del Castilla. Para nada. El francés alineó un once no ya de garantías, sino perfectamente reconocible respecto a lo que estamos acostumbrados a ver cada fin de semana. El delantero hispano dominicano fue el único miembro del filial que disfrutó de minutos (y de un gol, el último), en una alineación con Carvajal, Pepe, Kroos, James o Isco, y con el trío de suplentes de la BBC pero tan en boca de todos últimamente: Vázquez - Morata y Asensio. El mensaje era claro. No relajarse, sentenciar desde el principio y pasar página pensando en lo que viene.
Seriedad: Pese a todo, hacía falta que los jugadores respondieran ante el movimiento táctico de su entrenador, y precisamente el capítulo de la tan famosa intensidad es lo que según muchos le está faltando al Real Madrid en no pocos inicios de partidos esta temporada. No se puede decir que fuese esta otra de esas ocasiones. Sin alardes y sin excederse en cuanto a esfuerzo el Madrid fue correcto en la presión, serio en la concentración defensiva y aceptablemente dinámico en la rapidez de circulación. Sólo con eso bastó para que, a los cinco minutos, una falta provocada por todo ese trabajo previo hiciera que la Cultural se marcara gol en propia puerta.
La 'VMA': Con Isco y Kroos comandando las operaciones en la medular, un James algo errático pero sin desentonar, y la presión correcta de Lucas Vázquez, Morata y Asensio, el juego entre líneas, unas líneas muy separadas en todo momento por parte de una Cultural Leonesa que pretendía ser valiente, fue demoledor. Los locales tocaban bien la pelota, salían con rapidez, pero morían al llegar a la frontal madridista y después les costaba horrores cerrar espacios en las respuestas visitantes. Nada más iniciarse el segundo tiempo el partido ya iba 0-3 con goles de Asensio y Morata, que repetirían poco después en apenas diez minutos, entre el 53' y el 55'. El balear, por cierto, entró en una historia que parece predestinada a sonreírle constantemente: volvió a marcar en un debut, y ya van cuatro veces: Supercopa de Europa, Liga, Champions y ahora la Copa del Rey. Le queda el Mundial de Clubes para el Full.
Golazo de Nacho: Poco a poco, el partido fue muriendo al ritmo que quiso el Madrid. Se sintió cómodo y disfrutó de un choque totalmente roto a su favor durante quince o veinte minutos, dando paso a jugadas individuales, intentos de goles para enmarcar y florituras varias. En estas, Nacho se sacó de la manga un remate acrobático más propio de Zlatan Ibrahimovic que de un central, y puso el 0-6 a falta de 22 minutos para el final. En ese momento la sensación era de que el duelo acabaría con el marcador que quisieran los de Zidane quien, por cierto, quedó tan sorprendido como el resto del banquillo con el golazo del defensa, que da incluso para estar entre los nominados al Premio Puskas.
La Cultural, ambiciosa y frágil: Nunca tuvo opciones reales de hacer daño al Madrid, más allá de poder marcar en diversas acciones colectivas fruto de, eso sí, una más que aceptable técnica conjunta y un trabajado sistema de contraataque para su categoría. Especialmente no fue la noche de Álex Gallar, su jugador más destacado en ataque, quien desperdició al menos tres oportunidades claras para batir a Kiko Casilla por puro exceso de ansiedad. En el minuto 83, Benja hizo el tanto del honor local ante una hinchada que, por cierto, puso colorido, ruido y una digna estampa al escenario. Una buena presentación de este Real Madrid en la Copa, como poco para zanjar definitivamente su deuda con el torneo tras el bochorno del pasado curso.