Zidane pone en su sitio al vestuario del Real Madrid: la 'amenaza' antes del derbi
El francés destila tranquilidad y buen rollo en público pero en privado su semblante es algo distinto.
Zinedine Zidane tiene a toda la plantilla enchufada de cara al derbi que se disputa mañana sábado en el Santiago Bernabéu. Un partido con sólo tres puntos en juego en lo material, pero que anímica y psicológicamente es toda una final para el equipo blanco, que comienza (ahora sí que sí) su auténtico maratón de 'partidazos' de este mes de abril. Ya comenzó frente a Alavés y Leganés, dos equipos ante los que no se podía fallar por nada del mundo... y ahora llegan los puertos de montaña: Atlético, Bayern, Sporting, Bayern y Barcelona. Tres duelos absolutamente fratricidas con un choque entre medias más complicado de lo que parece.
El entrenador francés atendió a los medios de comunicación este viernes en Valdebebas. No ofreció pistas acerca del once inicial, pese a que le sugirieron que deslizase si la BBC actuará de inicio o si meterá, como ya hizo en la ida, a un futbolista más en el centro del campo (Isco) para reforzar la medular, sacrificando un punta. Zidane se mostró alegre, positivo y restó toda la importancia posible al encuentro, aunque reconoció que es de esos partidos que gusta ganar. Pero por dentro, con sus jugadores, sabe del punto y aparte que supone esta cita en la cabeza de sus jugadores.
Por todo ello, Zizou les ha puesto sobre la mesa una serie de máximas que el Real Madrid debe cumplir a partir de este sábado a las cuatro y cuarto de la tarde, y que a ser posible debe extender al resto de choques que quedan este curso. Se trata de consignas que harán 'desterrar' los malos síntomas que, a pesar de las victorias y el mantenimiento del liderato en la Liga, el equipo sigue ofreciendo choque tras choque: malos comienzos de encuentros con poca intensidad, relajaciones en tramos determinados de los partidos que meten a los rivales en los mismos y demasiados goles encajados (12 en sus últimos 8 partidos de Liga). Esto no puede seguir así.
De ofrecer una mala imagen que haga que el partido no se gane (no digamos de perder), la plantilla podría verse arrastrada a una crisis de confianza multiplicada por cien, viendo las ciertas dudas que el juego del Real Madrid todavía despliega para algunos. Zidane sabe que es ahora cuando el equipo se juega las habichuelas, que da un poco igual lo que se haya hecho durante toda la temporada. Ganar ofreciendo una buena imagen en las 'finales' de este mes dejará una sensación de éxito brutal en todos los sectores, pero jugar mal y no vencer causaría todo lo contrario. Se diría que, cuando de verdad ha hecho falta, el método Zidane no ha respondido. Por eso el técnico ha querido tener a sus jugadores muy concienciados de todo antes del comienzo del sprint final del curso.