La extraña sensación de Luis Enrique en la sala de prensa tras la victoria

No quiso hablar de su futuro, pero tampoco despejó dudas. Sobre el césped del Olímpico de Berlín se vio una actitud diferente del asturiano, en la sala de prensa también.

La extraña sensación de Luis Enrique en la sala de prensa tras la victoria

 

Acabábamos de vivir un momento único sobre el césped del Olímpico de Berlín. Luis Enrique dando saltos de alegría, eufórico, cantando el himno del Barcelona junto a Xavi, abrazado a todos, incluso a Leo Messi. Todo había quedado atrás. Nadie se acordó de aquel partido de Anoeta y los días que le sucedieron. Pero cuando entró en la sala de prensa, una hora después, su rostro no era el mismo.

 

Posiblemente Luis Enrique se acordó entonces de todo lo que la prensa había escrito sobre él y sobre el vestuario azulgrana. Del sufrimiento que tuvo que pasar durante aquel mes de enero cuando los resultados ni el juego hacían presagiar lo que finalmente ha ocurrido. De la salida de su amigo Zubizarreta, quien le dijo cuando se fue que estuviera tranquilo, que todo iba a salir bien. Y así ha sido. Los resultados son los que juzgan el trabajo y la trayectoria de una persona, y Luis Enrique se ha convertido en el segundo entrenador que consigue un triplete único en su primer año en el club.

 

El asturiano estuvo serio, un tanto altanero, cumpliendo con el trámite de la rueda de prensa y poco más. No se le vio ni un gesto de complicidad con ningún periodista, ni una respuesta de cara a la galería y a satisfacer a su afición que lo estaba festejando. Y por supuesto, no se le dejó entrever nada sobre su futuro. Es más, creó todavía más dudas sobre si continuará o no en el club la próxima temporada.

 

Parecía que no era el mismo que habíamos visto sobre el césped. Cuando le preguntaron sobre su continuidad fue claro: "No lo tengo claro. Ahora hay que disfrutar". Y se acordó de todo lo ocurrido: "No he sido yo el que ha tenido dudas en el trabajo realizado, ni nuestra afición". Eso es lo que le duele al asturiano. "Mi reto es difrutar del presente", volvió a cerrarse en banda. 

 

"Es muy fácil juzgar pero sé donde estoy y el cargo que tengo. Me acuerdo de la gente que ha estado conmigo. Es un momento de mucha alegría; porque este es el partido número 60 de la temporada con 50 victorias. Culminamos un año histórico, se gana el triplete. Era un año difícil, estoy agradecido a las personas que confiaron en mí. Zubizarreta, y Narcís Julià y Albert Valentín; y también el presidente. Creyeron que lo haría bien aquí y se lo quiero dedicar", respondió el técnico.

 

Y dejó el último mensaje para todos: "Hemos sabido estar unidos". Esa ha sido la clave de la temporada. Pese a los problemas, normales en cualquier organización y especialmente en un equipo donde no sólo sirve la victoria, sino también hay que crear espectáculo, el equipo ha sabido sobreponerse, y Luis Enrique ha demostrado que sabe gestionar un vestuario como éste. Merece seguir, la decisión en suya, y tenemos que respetarla.